En el atrio del convento de San Luis, bajo los reflejos de las luces del Castillo y de la Iglesia de Santiago, se ponía fin al Festival en una cena renacentista amenizada por el Grupo Anonimo IV.
Con una parte parte importante del público ataviada con ropajes de la época, se culminaba una semana de actividad académica y musical de alto nivel. Mezclados los alumnos del Festival, los músicos, los profesores, las autoridades y los vecinos, fue un momento para comentar, compartir, saludar amigos, comer y disfrutar de la buena compañía y de la amistad. Y para desear volver a encontrarse un año.
